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La semana pasada llegue a tres conclusiones. Ni una , ni dos, sino tres. Tres conclusiones en una misma tarde. Tres conclusiones de las cuales no tenía ni idea.
Eran las 5:00 p.m, salí en la búsqueda de la prenda de abrigo. Llamémosle busca por no decir caza, ya que para mi se convirtió en una verdadera cazeria!

Ya no entro en ninguna de mis prendas de abrigo. Y es que bastante suerte he tenido pudiendo apurar esas chaquetitas de la talla S hasta el sexto mes y medio de embarazo. Lo acepto esta ultima semana ya parecía un chorizo en esa chaqueta de cuero que tanto me gusta. Y era el momento de retirarla hasta que vuelva a recuperar mi figura, y salir en la captura de esa prenda de abrigo tan necesaria para estos dos últimos meses de embarazo que me quedan. Fríos, oscuros y largos meses, donde salir con el ombliguito a parte como que no es lo mas oportuno.

Primera y no menos importante conclusión. Llego a mi la primera tienda, una exquisita, pequeña, rollo boutique tienda de ropa premamá. La chica atiende el teléfono mientras yo miro toda esa ropa que es peor que la ropa de entreviendo que es esa que solo usas un mes…
No veo ningún abrigo, tres cuartos, o prenda que contenga el calor. La pregunto ‘¿hola, una prenda para el frió?’ respuesta ‘no trabajamos’
COMO QUE NO TRABAJAMOS?
Y hay es cuando llego a la primera conclusión: una embarazada no pasa frió ni necesita abrigos ni siquiera en invierno.

Segunda conclusión, en una misma tarde. Salgo de la pequeña boutique y me dirijo al mega store de las embarazadas, usase Prenatal. Según entro se me lanzan no una, sino dos dependientas. Media de edad 55!
‘La podemos ayudar en algo?’ mi respuesta es la misma que en la tienda anterior, mientras cruzo mis dedos y pienso ‘quehaya algo joder, que haya algo’
‘No, no trabajamos…lo único que tenemos es capas.’
CAPAS???
Mi mente llego a la segunda conclusión, no menos sorprendente que la primera: una embarazada, sin quererlo ni beberlo se convierte en superheroina y coño que hasta necesita capa!’ anda que mejor me pongo un saco! En fin…

Pero por si no fuera poco, aun tuve tiempo para una tercera conclusión. Ya solo me quedaba un cartucho. La tienda chic por antonomasia si tenemos que hablar de ropa de premamá. Por supuesto como la misma palabra ‘chic’ indica carisma!
Entro y diviso en la distancia un abrigo. Rápidamente me sacan dos para que me pruebe. Todo lo tienen agotado porque la gente previsora se compro el abrigo en septiembre cuando la temperatura oscilaba en los 35 grados. Lógico y normal y cuando sus tripas ni existían…en fin…que bueno es ser previsor.
Me lo pruebo, no me sienta mal, a pesar de ser un abrigo…como diría yo…’sinmas’
Giro la etiqueta y leo ‘270 euros’
DOSCIENTOS SETENTA EUROS??
Y en ese momento cerré el chiringuito, ya era suficiente para una misma tarde, pero antes de eso, con mi cerebro ya agotado llegue a la ultima conclusión: parece ser que a las embarazadas nos suben el sueldo para poder acceder a esos precios de locura! Por dios!