pekeñas_cagadas_para_recordar
Hay ciertas meteduras de pata que lo merecen. Que merecen ser recordadas. Además cuando las recuerdas te conviertes, sin quererlo, en el perro de Pavlov, y como este sientes todo lo que sentiste en el momento X , el día de ‘La gran cagada’, el día en que salieron de tu boca aquellas palabras que nunca debieron salir.
Y sientes exactamente lo mismo, el mismo rubor, el mimo ‘tierra trágame’, la misma falta de saliva en la boca, la puta vergüenza es su máximo esplendor y la incapacidad de poder salir de ella.
Y lo peor es el ranking de cagadas que vas acumulando a tu espalda, eso es lo peor. Porque si ya es malo recordar una de ellas, recordarlas todas es como el viaje a ultratumba.
Dentro del ranking de cagadas de uno, siempre esta la ‘cagada’ por excelencia, la que siempre recordaremos, la que mas nos estigmatizo, el sumun de la metepatas…...yo la recuerdo como si fuera ayer.
Corría el año 2000, cuando termine la universidad y empecé con un master de diseño grafico, en este conocí a mucha gente, entre los cuales hicimos un grupillo, con el que el día de Santo tomas, cuando llevábamos 2 meses de relación, me fui a tomar unos tragos.
Comenzamos a hablar de médicos. Si…lo se, podríamos haber hablado de ropa, de la ultima película del momento, de si Felipe Borbón se llegaría a casar algún día, o de si fue antes el huevo que la gallina…pero no! El tema que salio fueron los médicos…
Y llego mi turno…llego el turno de la gran anécdota de la izas…que además no conté como una anécdota normal, sino que metí una carga teatrera y de sátira exageración para flipar. Resumiendo ‘mi doctora la cual es una pánfila, me receto que no comiera chicle cuando en realidad tenia una gastroenteritis de la cual me tuve que esta medicando un mes, figuraros!’…
A mi derecha oí que alguien me preguntaba ‘tu no vivías en blablabla?’
Me giré la mira a la cara, y respondí ‘si, por?’
La misma voz volvió a hablar ‘Es que mi madre es doctora en ese ambulatorio’
Volví a girarme, y esta vez la mira a la cara, pero observando cada rasgo de ella, en ese momento mi corazón se detuvo, deje de generar fluidos, y perdí unos 2 millones de neuronas…la muy cabrona era idéntica a su madre!!!! En consecuencia….y tras un minuto de parálisis cerebral llegue ala conclusión de que las muy perras eran madre e hija, y que yo me había tirado un ‘speech’ de 5 minutos riéndome de la mujer que le trajo al mundo.
Solo pensé…tierra trágame….
La voz me pregunto ‘no será tu doctora?’
Baje la cabeza….y asentí….solo quería desaparecer…quien coño me había mandado a mi contar la dichosa anécdota…pensaba mientras hacia dibujitos con mis dedos sobre la mesa…
La voz se rio…le salio una carcajada….Todavía le doy las gracias de que todo terminara así, en una gran carcajada.
Paulov, Ivan Petrovich (1849-1936)
Pavlov, médico ruso, observó casualmente que a los perros que tenía en su laboratorio, les bastaba oír los pasos de la persona que les traía la comida para comenzar a salivar y a segregar jugos gástricos; es decir, parecía que los perros habían aprendido a anticipar la comida.